15 de febrero de 2011

Un recorrido interactivo para un museo.

Ejemplo de actividad didáctica: Recorrido interactivo.

En esta entrada voy a hablar de una actividad didáctica que se me ha ocurrido y que a mi parecer podría ser de gran utilidad para algunos museos, cuyas exposiciones permanentes han caído en la monotonía y en la falta de espectacularidad para atraer al visitante autóctono.

La actividad, trata de realizar por parte del visitante y con la ayuda del personal cualificado del museo, un recorrido interactivo, es decir, un recorrido por nuestra colección a modo de investigación. Una actividad dedicada preferentemente a un público escolar pero susceptible de ser disfrutada por un público adulto.

Se trata, por tanto, de proporcionar al visitante un material didáctico con información sobre las obras que forman parte del recorrido que se quiere destacar, que por supuesto será parte de la colección permanente del museo. Dicho material, proporcionará al visitante las pautas a seguir para ir descubriendo aspectos menos conocidos de las obras. Se trata de misiones, descubrir pistas en las obras, pistas que llevarán a otras obras, realizando al fin todo el recorrido que se pretende cubrir.

Todo comienza en el hall del museo, donde el personal explicará las pautas a seguir en la actividad y les conducirá al comienzo de la visita, a la primera obra. Es aquí donde comienza el recorrido y donde el visitante podrá empezar a construir su propia visita a través del material didáctico. Se pretende un estudio de la obra, desde el autor, hasta los materiales y su relación con las demás obras del museo. Se trata por tanto de descubrir aspectos que de otra manera, pasarán desapercibidos para el visitante común.

Las misiones o pruebas para el visitante no serán demasiado complicadas, se tratará de analizar la obra, observar, descifrar rompecabezas relacionados con la información que se facilitará en el kit y que se deberá obtener de la propia obra. Se incluirá material visual de las obras para facilitar la búsqueda de los cuadros o esculturas, y así dinamizar la visita y no perdernos entre las salas del museo.

El material deberá estar adaptado a la franja de edad que corresponda, procurando evitar mensajes eruditos que repelen a ciertos sectores sociales, debe ser un mensaje comprensible, interesante y divertido.
Es necesario que el material además cumpla con las pretensiones de accesibilidad, es decir reservar algún kit, para personas con deficiencia visual o auditiva además de facilitar el acceso a personas con dificultades físicas o psíquicas.

El material o kit didáctico se compondrá de:

-         Imágenes de las obras a descubrir.
-         Papel y lápiz.
-         Audio-guía (cuando fuese necesario).
-         Información de las obras que forman parte del recorrido que se va a realizar.
-         Instrucciones para las diferentes misiones.
-         Encuesta de satisfacción (personalizada según franja de edad).

Las pretensiones del taller, o actividad didáctica, es dar a conocer aspectos ocultos de las obras, aprender de manera lúdica, y crear apego del visitante hacia el museo, no simplemente como un templo del saber, sino un lugar donde se aprende y se fomenta un aprendizaje ameno.

La función del personal del museo, será ir guiando a los visitantes en sus diferentes pruebas y supervisando el buen funcionamiento de la actividad, para evitar molestias a otros visitantes. Se le consultarán las dudas sobre el material didáctico, y mostrará su apoyo a aquellas personas que lo necesiten.
Siempre y cuando el presupuesto nos lo permita, el personal del museo participante de la actividad irá caracterizado y participará dando pistas al visitante, contando la historia de la obra o la vida del autor, enfatizando en los aspectos que queremos resaltar.

Los elementos didácticos que se intentarán poner en valor son:

-         Apreciación de estilos.
-         Búsqueda de mensajes ocultos (valores simbólicos y afectivos de la obra).
-         La importancia de la conservación.
-         La línea y el color en la pintura.
-         Los materiales (en el caso de esculturas).
-         El autor (vida, obra y producto final).

En el caso de la encuesta de satisfacción será importante incluirla, e invitar al visitante a completarla, pues nos dará la información necesaria para saber si nuestra actividad está bien adaptada, si cumple con las funciones requeridas. Y por tanto para ayudar a conocer los aspectos positivos y negativos de la visita interactiva, para poder realizar los cambios pertinentes y conseguir el éxito de público al que aspiramos.

En conclusión, se trata de realizar una actividad dinámica, divertida y sobre todo didáctica, a modo de historia, o concurso interactivo, se fomenta la autonomía del visitante y su aprendizaje, será necesario que éste asiente unas ideas básicas en su mente para poder completar las diferentes pruebas. Una información que no es memorizada, sino asimilada, y por lo tanto más duradera que la anterior.

Se pretende que el visitante vuelva y ponga en práctica lo aprendido, que se revalorice nuestra exposición permanente, y se sienten las bases necesarias para el disfrute del arte, ya sea en nuestro museo o en cualquier otro.

SERGIO LÓPEZ VALLEJO.

9 de febrero de 2011

Museo de Altamira


Hola a todos.


Recientemente he tenido la oportunidad de visitar por primera vez el Museo de Altamira, por desgracia la cueva original sigue cerrada al público, por lo que he visitado la magnífica réplica o muy bien llamada por el propio museo como la Neocueva.

El museo pertenece al Ministerio de Cultura, su titularidad no ha sido trasladada a la Comunidad Autónoma de Cantabria, debido a su gran importancia y  a la magnífica aceptación por parte del público.


El museo en sí, está dividido en dos áreas bien diferenciadas, por un lado encontramos la Neocueva y por otro el museo en sí. La Neocueva, nos presenta una réplica exacta de las condiciones de la cueva original, el encanto y la ambientación se pierden, pero desde luego nos hacemos una idea muy cercana al valor que contienen las pinturas que allí podemos apreciar. Además encontramos explicaciones detalladas de los trabajos que allí se realizan, incluyendo dioramas creados de manera virtual o proyectados que representan imágenes de la vida cotidiana de los habitantes de la cueva, a mi juicio el punto más débil de la explicación y de la exposición, junto con el vídeo introductorio a la cueva. 

Fuera de la réplica de la cueva, nos adentramos en el discurso del museo, muy detallado, llama la atención la interacción con la que el visitante puede disfrutar, desde contemplar por microscopio partículas de pigmento, hasta la posibilidad de tocar directamente los materiales y utensilios utilizados y encontrados en la cueva.

Se trata de un discurso bien estructurado, un recorrido a través de la historia de la cueva, desde antes de la ocupación humana, su posterior utilización y el desarrollo del primer arte dentro de la cueva., finalizando con un entronque de lo realizado allí y lo realizado en otras latitudes, además de incluir un pequeño recorrido por las teorías arqueológicas y la historia del descubrimiento de la cueva. 

Las nuevas tecnologías se aplican en su justa medida, con proyecciones, audios, vídeos, que no estructuran el discurso, sino que lo complementan, además de ser recursos de fácil acceso para todas las personas, se correspondería su utilización con la pregunta "¿Quiere saber más?", la circulación del museo no se ve dificultada en ningún momento, aunque si bien es cierto, habría que ponerlo a prueba con una afluencia de público mayor.

El Museo Nacional y Centro de Investigación de Altamira se creó en 1979, la cueva fue declarada Patrimonio Mundial por la UNESCO en 1985. 

Además del propio museo, tenemos la posibilidad de pasear por un paraje de gran belleza estética, teniendo acceso a la cueva de las Estalactitas, la biblioteca, y las salas de exposiciones temporales, un lugar ideal para pasar toda una mañana retrocediendo en el tiempo.

A través de la visita, el museo nos acerca a un conocimiento de los orígenes del hombre y de su interés por representar aquello que le rodea, (intentando evitar teorías más complicadas y de dudosa credibilidad). Se exponen datos, imágenes, hechos. Se aprende y se recorre un trozo de la historia o prehistoria que en mi caso, es un poco lejana. La verdad, me dio la sensación de haber aprendido, con lo cual el museo en mi caso cumplió las expectativas.

En definitiva, una visita muy provechosa a un museo, me he divertido y aprendido, estuve unas 2 horas y media y me quedé con ganas de más, algo que no me sucede muy a menudo. 

4 de febrero de 2011

Organización y diseño de exposiciones. Michael Belcher.

Hola a todos.


En esta entrada me gustaría recomendar un libro a aquellos que os interese la museología y la museografía. No se trata de un manual demasiado técnico, sino más bien un acercamiento, un complemento para la formación de cualquier persona que esté familiarizándose con los museos y su funcionamiento interno.

Se trata del libro Organización y diseño de exposiciones, de Michael Belcher, 1994. En cuanto a la incorporación de las tecnologías en la exposición, quizás quede algo desfasado actualmente, pero los conceptos básicos de exposición siguen estando vigentes y resulta de gran utilidad. Además dar una visión diferente del museo, aceptando de manera natural, el cambio del museo, que pasa de ser simplemente un contenedor de arte, a ser un ente en constante cambio y desarrollo que se aprovecha de las herramientas que tiene a su alcance para conseguir mayor difusión. Acerca sin duda su idea de museo a lo que entendemos por una empresa.

Bien estructurado, poco a poco nos vamos adentrando en las diferentes parcelas de actuación, el proceso de creación de la exposición, y su materialización final.
Estudios de público, marketing, lenguaje y comunicación, el mensaje expositivo, etc.

Basado en las experiencias de museos estables, que pueden ser tomados como ejemplo para otras instituciones, como manual de guía práctica, o símplemente como una herramienta donde conseguir algo de inspiración, para la creación de una exposición, que sea perfectamente legible y provechosa para el espectador.

1 de febrero de 2011

Museo del Cine de Turín

Al noroeste de Italia encontramos, frente a los alpes, la ciudad de Turín, una gran desconocida, que por suerte pude visitar en 2008. Una ciudad moderna, que ha sabido conjugar los nuevos tiempos con el desarrollo de su patrimonio. El centro histórico está dominado por el peatón, que disfruta de sus grandes avenidas y sus maravillosas plazas.
Si nos alejamos un poco de la ciudad y vemos una panorámica, lo primero que nuestra vista va a reconocer, es la magnífica cúpula de la Mole Antoneliana, antigua sinagoga, hoy reconvertida en museo, pero no un museo cualquiera, sino un museo de la historia del cine.

Lo primero que encontraremos será una entrada en la que no sabremos donde estamos, y donde comenzará el recorrido, que en los primeros momentos, está estructurado de manera cronológica, con un discurso claramente didáctico, donde encontramos frente a los primeros inventos relacionados con el cine, hasta llegar a las cámaras actuales y la era digital. Esta parte del museo, está estructurada de manera que el visitante no puede elegir donde va, sino que es el museo el que dirige al espectador, para que no se pierda nada. Toda la exposición está repleta de maquinarias con las que interactuar, haciéndolo un destino muy frecuentado por niños y no tan niños.
Después de la toma de contacto con la que se empieza, subimos a la primera planta, nos encontramos con una parte del museo, ya de organización más libre, donde encontramos todo tipo de objetos y decorados que hacen las delicias de los cinéfilos, como el despacho de El Padrino, o la cabeza mecánica de "Tiburón", infinidad de elementos, que amenizan la visita, todo ello salpicado con cientos de fotos, de la época dorada del cine italiano y americano.
Pero la visita continúa, hay que subir un piso más que nos da acceso a la continuación de la colección de objetos de cine, pero que termina, en una salida espectacular, nos asomamos a la inmesidad del interior de la cúpula la cual podemos recorrer mediante pasillos colgantes que estructuran otro tipo de exposición, interactiva, pero con un discurso actual sobre los medios de comunicación. De un lado el vacío de la cúpula, del otro actividades interactivas de video y sonido, donde el visitante recorre los formatos televisivos además de poder adentrarse en la producción y realización de una película.

La visita culmina bajando hacia el área de descanso situada a los pies de la cúpula, se trata de una gran sala de cine donde poder disfrutar de películas, de distinta procedencia, con una acústica única.
Y para terminar y no apto para personas con vértigo, un ascensor que cuelga del centro de la cúpula nos lleva a 140 metros de altitud donde podemos disfrutar de la vista de toda la ciudad y de los Alpes al norte.

En definitiva, un buen museo, donde pasar toda una tarde disfrutando de objetos y de una visita muy entretenida, donde la verdad se aprende bastante, sobre la historia del cine y sus entresijos tecnológicos.